(Ilustración de Alexander Jansson)
¡¡Acercaos
panda de bribones!! Oíd bien porque jamás oiréis algo igual, esto que os voy a
contar hará que se os caiga el poco pelo que os queda y se os abrirán tanto las
cuencas de los ojos que se os verá el hueco vacío que tenéis por cabeza
¡¡wuajaja!!
Todo
comenzó cuando solo era un criajo mugriento, siempre caminaba por las calles en
busca de algún botín, ya fuera debajo de algún barril o en las entradas de las
tabernas, donde los sucios borrachos como vosotros eran tirados por no aguantar
tres copas de ron y su dinero saltaba de los bolsillos. Un día ocurrió algo que
cambió mi grandiosa vida, llegó a puerto un gran barco, un gigantesco galeón
como esta aldea de largo y tan alto como una montaña, sus velas estaban
rasgadas y el casco estaba lleno de agujeros de balas de cañón, entonces una
niebla espesa y helada emergió del barco, vi como a todos los del lugar se les
ponía la cara blanca como el culo de una moza de la nobleza - claro está que
por aquel entonces no conocía aquella leyenda -.